Emprendedoras que afirman querer ser empresarias, pero a la hora de vender les sudan las manos, se les corta la respiración y terminan diciendo cosas como: “si esto te resuena, puedes comprar aquí mi curso X”
O “si te gusta mi trabajo, puedes apoyarme con un cafecito”
Muy loco.
Cuando la mente dice una cosa y las acciones dicen otra.
Es lo mismo que pasa cuando eres muy buena en lo tuyo y, sin embargo, no sabes comunicarlo.
Porque es muy importante que seas buena en lo que haces, pero saber comunicar lo buena que eres, puede ser incluso hasta más importante.
Fíjate.
Las clientas con las que he trabajado son unas duras.
Son todas mujeres migrantes que lo dan todo por hacer muy bien su trabajo, por mejorar cada día y ofrecer un servicio excelente.
Todas con una historia increíble y un propósito igual de increíble, pero en algunos casos, cuando vi sus páginas webs y redes sociales por primera vez, ni siquiera entendía lo que hacían.
No me quedaba claro lo que ofrecían, el problema que resolvían, ni a quién.
Porque sus mensajes eran muy abstractos y no tenían un hilo conductor.
No fue hasta que hablé en profundidad con ellas y les hice preguntas minuciosas, que pude entender de qué se trataban sus servicios.
Tú imagínate entrar a una página web y no entender nada. ¿Qué haces? te vas en medio segundo, obvio.
Por eso, no sólo tienes que ser muy buena en lo tuyo,
También tienes que saber expresar lo buena que eres.
Que la gente que entre a tu página web o a tus redes sociales, diga:
“Wow! qué arrecha es esta tipa. Quiero comprarle su curso”.
O “quiero contratarla”.
Pero ojo, no quiero decir que vayas a poner tu CV o una lista de los títulos que tienes. No, por favor.
Hay mejores maneras de transmitir el mensaje.
La comunicación es la base de cualquier negocio.
Y si no sabes comunicarte, mejor que te suscribas aquí abajo:
A ver, yo tampoco soy quién para decirte qué es lo mejor para ti y tu negocio, pero ya te digo que si tus potenciales clientes no están entendiendo el potencial que tienes tú para ofrecerles, es porque algo está fallando.
Y esa falla está en tu mensaje.
Entonces, sólo si quieres que la gente que te encuentra en internet sienta deseo de comprarte, mejor que te suscribas a mi lista.
¿Y esto por qué?
Porque cuando te suscribas, vas a empezar a recibir correos con los que aprenderás a comunicarte mejor con tu comunidad.
A que tu mensaje llegue bien claro y se entienda perfecto lo que haces y lo valioso que es.
Te voy a enseñar a vender mejor con tus emails, empezando por el documento que recibes de regalo con los 3 ingredientes que poseen las newsletters que venden.
Ah, y también voy a intentar venderte, claro.
Pero no tienes que comprarme o contratarme si no quieres.
Aquí nadie está obligada a nada y somos ya bastante grandes y conscientes para tomar decisiones por nosotras mismas.
Aunque si eliges no contratarme, igual puedes ver cómo lo hago yo y aprender.
Se aprende mucho de la observación. Así es como más aprenden los niños. Observando y repitiendo.
Y una vez que me contrates, suponiendo que me contrates, voy a ser tu traductora.
Esto te lo explico mejor con una historia.
Una vez viajé a los Pirineos con un par de amigas españolas.
Por si no lo sabes, se trata de una cordillera que se encuentra al noreste de España y que hace de frontera con Francia.
Viajamos en carro, coche, auto… como le llamen en donde estés. Y estuvimos 5 días durmiendo cada noche en un pueblo distinto. Algunos en España y otros en Francia.
Yo pensaba que por estar en la frontera con España, los franceses de los Pirineos iban a saber castellano, pero no. En su mayoría hablaban sólo francés.
El penúltimo día de nuestro viaje estuvimos en un pueblo llamado Gavarnie. Uff, bellísimo ese lugar. Rodeado de montañas con picos altos nevados y ríos de color verde agua. Un espectáculo.
Pero el pueblo es tan pequeñito que casi no tiene lugares para comer, sobre todo en temporada baja.
Total que, caminando por una calle, encontramos un restaurante abierto.
Y adivina! la señora que nos atendió no hablaba nada de español. Sólo francés.
Le pedí un entrecot, que es un corte grueso de carne, de la parte alta del lomo. Lo que en Argentina se conoce como bife de chorizo.
La señora me pregunta con gestos en qué término quiero la carne.
Le dije que lo quería término medio.
Y adivina qué me trajo.
Un trozo de carne chamuscado y seco.
Eso es lo que pasa cuando tú y tus clientes hablan en idiomas diferentes.
Cuando estás tan metida en tu idioma, que no traduces a tu público porque crees que todos entienden lo mismo que tú.
En tu cabeza está clarísimo el mensaje y das por sentado que los demás lo entenderán con esa misma claridad.
Pero no es así.
Si no les traduces, no te van a entender y, por lo tanto, tampoco te van a comprar.
A menos que tengas un restaurante en un pueblo de montaña en medio de la nada.
Pero como no creo que sea el caso…
Necesitas traducir.
En vez de decir que “gracias a la alimentación natural, tu perro será más longevo”…
Mejor decir que “si alimentas a tu perro con comida natural, te va a acompañar por más tiempo. Va a tener más años de vida moviéndote la cola para que lo saques al parque y esperándote en la puerta cuando llegues del trabajo”.
Tienes que hacer que la gente entienda con claridad lo que le estás ofreciendo.
Que lo puedan ver en su cabeza.
Con peras y manzanas.
Y que además de entenderlo, puedan sentirlo.
Bueno, ese es mi trabajo.
Y puedes conocerlo suscribiéndote aquí abajo.