Hace unos meses fui camarera.

Y antes de eso fui vendedora de tienda,

Repartidora de comida,

Recepcionista en un restaurante,

Cuidadora de una anciana…


Es lo que tiene la migración.


Te vas de tu país con tu título universitario apostillado, para terminar dejándolo en la oscuridad de la maleta junto a las cartas que te dió tu prima y el peluche que te regaló tu papá.

Pero ahora no me dedico a nada de eso, aunque mi título literalmente sigue guardado en la maleta.

Ahora me dedico al copywriting.

¿¿Copy, qué??

Para que me entiendas mejor:

Escribo mensajes de ventas para negocios digitales.

Sobre todo para negocios de mujeres migrantes. Más abajo te cuento por qué.

Hace unos años vivía en Argentina, pero ahora vivo en España, porque cuando era niña creía que España estaba en el cielo.

Resulta que mis abuelos son gallegos y, como muchos europeos en los años 60, emigraron a Venezuela escapando de la pobreza y buscando una mejor calidad de vida.

Así como hemos emigrado muchos venezolanos en la última década. 

Aunque mi caso fue diferente. Yo no emigré escapando de nada. Yo quería descubrir el mundo.

Cuando era niña mis abuelos siempre me contaban historias de su pueblo. Me hablaban de sus hermanos, de las vacas que tenía su familia, de la tía Concha y la tía Angelita.

Una vez viajaron a Galicia a visitar a su familia. Esa fue, de hecho, la única vez que volvieron a su tierra y la última vez que vieron a su familia.

El día que viajaron fui con mi mamá al aeropuerto a despedirme de ellos, y cuando vi al avión despegar hacia el cielo, me imaginé que España estaba en un castillo grande sobre las nubes.

Yo tendría unos 8 años, más o menos.

Desde entonces, vivir en España se convirtió en mi mayor sueño.

Aunque eso no incluía cuidar ancianos ni repartir comida en bicicleta…


Ironías de la vida.

Emigrar al país de tus sueños para tener mejor calidad de vida y terminar trabajando 12 horas al día en una tienda o en un restaurante.


Hasta que decides crear tu negocio y trabajar para ti misma.

Mira.

El año pasado decidí ser nómada. Dejé la gran Madrid para irme una temporada a un pueblo de Galicia.

Muchas personas me dijeron que era una mala idea porque en los pueblos no se consigue trabajo.


—¿De qué vas a vivir?

—De escribir. Y vender.

Si te digo la verdad, al principio no fue tan fácil.

Mi computadora sufrió una muerte súbita gracias a la humedad del lugar, frustrando mi sueño de trabajo remoto.

Fue entonces cuando trabajé de camarera.

De los peores trabajos que he tenido, por cierto.

Logré aguantar ahí sólo un par de meses. Luego dije: “a tomar por culo. Seguro que encontraré algo mejor”.

Así que renuncié y decidí confiar en la vida y en mí misma.

Entonces, mágicamente llegó mi primera clienta.


Y ahí sí que empecé a vivir mi sueño español.

Una casa cerca del mar, frente a la montaña, con el sonido de las gaviotas por las mañanas y un buen teclado donde mis dedos pudieran danzar al ritmo de mis ideas.

Cuando era niña también era escritora y vendedora.


Me pasaba horas decorando cuadernos a los que llamaba “cuadernos de sentimientos” y en los que escribía canciones dedicadas al sol, hacía dibujitos y expresaba todo lo que sentía y que no quería contarle a nadie más.

Eso lo hacía cuando estaba sola en casa.

Cuando iba al colegio, vendía.

Algunas veces vendía pulseras hechas a mano por mí misma y otras veces vendía portaminas, lápices, borradores, sacapuntas…

O sea, lo que necesitara el mercado.

Siempre hay que tener los ojos bien abiertos para saber qué necesita el mercado.

Como cuando creé un negocio online de quesos venezolanos en Argentina. Pero no te voy a contar eso ahora.

Aunque en los correos que mando cada semana cuento muchas de mis historias de migración, negocios, ventas, fracasos y éxitos.

Y en lo que te descuidas, ZAS! conecto la historia con los servicios de copy que ofrezco a mujeres que también han emigrado.

Así que puede que hasta me termines contratando.


¿Por qué me gusta trabajar con mujeres migrantes?

Porque con mi propia historia migratoria y con la experiencia de trabajar con mujeres que también han emigrado, me di cuenta de algo interesante.

La migración suele jugar un papel MUY IMPORTANTE en sus negocios.

Algunas veces se trata de un punto de inflexión, una reinvención o hasta el nacimiento de un nuevo negocio, a partir de la experiencia migratoria.

Pero rara vez estas mujeres usan esta parte de su historia como estrategia de venta y de comunicación de sus negocios porque no ven la magia que se esconde en ellas.

Pero yo sí la veo. Yo sí que veo esa magia. Y lo que hago es sacarla a la luz y hacer que mis clientas la muestren con orgullo y como ese gran valor que las diferencia del resto.

Ese grandísimo acto de valentía que las transformó en mejores personas y que convierte a su negocio en la grandiosidad que realmente es.

Escribo, vendo y te enseño a escribir y a vender online.


Y a crear tu propio cuaderno de sentimientos. Eso también.


Porque para vender en internet, tienes que hacer que la gente sienta cosas. Tienes que moverlos del estado emocional en el que se encuentran. Y para lograr eso, primero tienes que conectar tú con tus propias emociones.

Ah, por cierto,

Soy Carilin Ricci, pero mejor llámame Cari.

Mucho gusto.

Hay una última cosa que quiero contarte.

Una vez conocí a una madrileña que me preguntó cómo había hecho para dejarlo todo y mudarme de país.

Me dijo, también, que siempre había querido irse a vivir un tiempo a Alemania y que tenía familia allá que podía recibirla los primeros meses, pero que no se atrevía a ir porque le daba miedo…

😱😱😱

Entonces me pregunté cuántas mujeres estarán deseando mudarse de ciudad o de país y no se animan a hacerlo, por miedo.

Así que creé un podcast para contar las historias migratorias de mujeres valientes que pueden inspirar a otras que sueñan con vivir en otro país y no se atreven.